¿Por qué estoy aquí?
Llevaba bastante tiempo sin aparecer por estos lugares. Estuve en España visitando a la familia, y después de visitar por distintas razones Pucallpa, Requena y Tierra Blanca, ya me encuentro en la que pretende ser mi casa, al menos, por el momento.
Quisiera compartir algo que me ocurrió mientras me encontraba en Tierra
Blanca. En un encuentro misionero que se estaba celebrando en Madrid, un día en
la tarde, invitaron a tres frailes, vía online, a que compartieran un poco su
experiencia con los asistentes. Entre esos invitados se encontraba este que
escribe.
La experiencia de compartir lo que estaba viviendo en estas tierras fue
algo bonito. No tuve demasiados problemas… lo complicado fue cuando el
moderador preguntó a los invitados “¿por
qué estábamos donde estábamos? ¿qué es lo que me ha traído a este lugar?”.
Decir que, los invitados éramos tres frailes, un hermano menor desde
Tánger, Marruecos; otro, hermano menor conventual, desde Colombia; y este que
escribe, desde la Región de Loreto, concretamente desde el Vicariato Apostólico
de Requena, que como ya he comentado, me encontraba en Tierra Blanca haciendo
unos días de ejercicios como preparación para el inicio del curso pastoral.
Bien, aquella pregunta no me dejó igual. ¿Por qué estoy aquí?
La respuesta no tuve que pensarla demasiado. Lo que le dije al moderador
es literalmente “no tengo ni idea por qué
estoy aquí” … en realidad, sí sé por qué estoy aquí… sin duda alguna que se
trata de Dios. Pero quiero compartir la reflexión que hice.
Si me preguntas qué hago aquí, debo decirte que no tengo ni idea. Me
encuentro en un lugar que, hoy por hoy, es hostil para personas que no somos de
esta tierra.
A la puerta de la casa donde paso estos días, han encontrado una víbora,
jergón lo llaman aquí, que, de morderte, podrías morir.
En otro momento, mientras estábamos cenando en casa de las Hermanas
Franciscanas Misioneras de la Natividad, dos perritas que tienen, no dejaban de
ladrar, y la hermana Patricia no dudó en decir “las perritas han encontrado algo”. Salimos los tres corriendo hacia
donde estaban las perritas ladrando y ladrando. Era otra pequeña víbora; esta
no era venenosa pero, podía comerse los pollitos de las gallinas que en esos
días habían nacido así como de los pajarillos que tienen sus nidos en los
árboles cercanos.
Llegada la noche, cuando acabamos de celebrar la Eucaristía, en uno de
los lugares donde se guardan algunas ropas litúrgicas, los instrumentos
musicales y demás cosas, en la pared, encontramos una tarántula. Una de las
mujeres que se estaba con nosotros, no tardó en decir, que “esa araña es peligrosa hermano, tiene unos
pelitos en la espalda que pueden irritarte, y si te pica, puede provocar una
necropsia en la parte donde inyecta su veneno (ella no lo dijo así)”.
En definitiva, si me preguntas qué hago aquí, no tengo ni idea, ya que me
encuentro en un lugar que es hostil. Un lugar que, por dónde vayas, puedes
encontrarte con algo peligroso. Pero no piensas en ello… lo mismo que tampoco
piensas en que, en cualquier cruce, un auto puede atropellarte, o mil cosas más
que pueden ocurrirte en una ciudad.
Así que, la única razón por la que me encuentro en este lugar es Dios. Es
Él quien se ha servido de sus propios medios para traerme a este lugar y así
poder seguir aprendiendo algo.
Aprender de estas gentes que te hablan de Dios sin mencionar una palabra;
aprender de una naturaleza que, a su forma, te habla de un Creador; aprender de
una forma de vivir que sólo puede estar sustentada en Dios.
Al llegar de España, me he reencontrado con la “autopista” (como dice el hermano Juan a partir
del minuto 18), que recorre el Vicariato de Requena de sur a norte, me refiero
al río Ucayali; un río lleno de vida y que, estos meses, está de crecida. En
algunos puntos puede llegar a los 3 o 4 metros, incluso hasta más altura. En
Tierra Blanca, me decía el señor que me llevó al puerto para tomar el rápido
que me traería a Contamana, que desde hacía 5 o 6 años, no se recordaba una
crecida tan fuerte como la que están viviendo. Hay muchos caseríos a lo largo
del río que están totalmente inundados, en los que el único medio para poder
llevar a los niños a la escuela es la canoa.
Me he reencontrado con una naturaleza que todavía es capaz de sobrevivir
al maltrato del hombre, debido a la tala indiscriminada de árboles, en muchas
ocasiones con el conocimiento de las autoridades, que previo pago de una buena
cantidad de dinero, la “coima”, miran para otro lado, y permiten que, poco a
poco, maten al bosque con una tala masiva de árboles centenarios.
De vuelta de Requena, en las casi 18 horas que dura el viaje en rápido
hasta Tierra Blanca (en línea recta son sólo unos 230 Kilómetros), hablando con
una de las hermanas, alguien dijo que, de haber nacido San Francisco en estas
tierras, quedaría aún más maravillado por la belleza de estas tierras.
Me he reencontrado con muchas personas que sobreviven en una precariedad
que constantemente me hablan de auténtica pobreza. Estos días previos a que
comiencen las clases (aquí empiezan a principios de marzo, aunque de los casi
300 días lectivos que hay, a penas consiguen llegar a la mitad de días de
clases), me encuentro con muchos niños que venden cualquier cosa… especialmente
recuerdo a Milagros (la morena, aunque ella es rubia) que, casi todos los días,
la veo vendiendo comida por la calle, cargada con dos hermanitos, uno de ellos
lo porta en brazos, ya que aún la mamá tiene que amamantarlo.
Cada mañana me acerco al malecón a observar cómo el río sigue su curso;
me quedo observando fijamente en un
punto concreto, no muy lejos de donde me suelo parar y mirar, y unos delfines
salen a saludar; desde ese mismo lugar, observar la otra orilla es un regalo…
todo es un regalo de Dios.
Mirar a la cara a esos pequeños que aún van en los brazos de sus mamás y
descubrir una sonrisa… eso no tiene precio, no es posible comprarlo en ninguna
tienda online. Una sonrisa pura. Una sonrisa que te desarma y te alegra el
momento. Una sonrisa que te habla de Dios.
Todo esto compensa los malos momentos que pueda pasar en este lugar. Y
eso me habla de una compañía que sólo puede venir de Aquel que me trajo a este
lugar, y que cada día me cuida, haciéndose presente de múltiples maneras, y
caminando siempre a mi lado.
No hace falta hacer demasiado
esfuerzo para descubrir y entender que, todo cuanto me rodea, lleva un mensaje
de Dios. Sólo hace falta tener los oídos en la sintonía adecuada.
ALABANZAS
DE LAS CRIATURAS
1 Altísimo,
omnipotente, buen Señor, tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda
bendición.
2 A ti
solo, Altísimo, corresponden, y ningún hombre es digno de hacer de ti mención.
3 Loado
seas, mi Señor, con todas tus criaturas, especialmente el señor hermano sol, el
cual es día, y por el cual nos alumbras.
4 Y él es
bello y radiante con gran esplendor, de ti, Altísimo, lleva significación.
5 Loado
seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas, en el cielo las has
formado luminosas y preciosas y bellas.
6 Loado
seas, mi Señor, por el hermano viento, y por el aire y el nublado y el sereno y
todo tiempo, por el cual a tus criaturas das sustento.
7 Loado
seas, mi Señor, por la hermana agua, la cual es muy útil y humilde y preciosa y
casta.
8 Loado
seas, mi Señor, por el hermano fuego, por el cual alumbras la noche, y él es
bello y alegre y robusto y fuerte.
9 Loado
seas, mi Señor, por nuestra hermana la madre tierra, la cual nos sustenta y
gobierna, y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba.
10 Loado
seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor, y soportan enfermedad y
tribulación.
11Bienaventurados
aquellos que las soporten en paz, porque por ti, Altísimo, coronados serán.
12 Loado seas,
mi Señor, por nuestra hermana la muerte corporal, de la cual ningún hombre
viviente puede escapar.
13 ¡Ay de
aquellos que mueran en pecado mortal!: bienaventurados aquellos a quienes
encuentre en tu santísima voluntad, porque la muerte segunda no les hará mal.
14Load y
bendecid a mi Señor, y dadle gracias y servidle con gran humildad.
Gracias por todo lo compartido. Realmente estás ahí porque Dios te ha llevado ahí y todo lo sostiene. Que el Señor te bendiga
ResponderEliminarQuiero creer que es Dios quien te ha puesto ahí. Porque estoy segura de que es Dios quien me hace verlo a Él a través de ti.
ResponderEliminarRezo cada día por tí.
Hermano me hasemocionado un gran sbrazo y siges los caminos que el Señor te muestra
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