Hoy he estado en Holanda
Vísperas de San Juan Bautista La mañana comenzaba como cualquier otra, solo que los nervios acumulados en los días anteriores no habían desaparecido… Nervios al viaje por tener que meterme, de nuevo, en este inmenso río; quizás porque no sé nadar, quizás por no tener el control sobre todo lo que sucede a mi alrededor, o quizás porque me hace falta confiar más en estas gentes que hacen su vida en este río, que saben de cada recodo, de cada atajo. Personas que conocen este río mejor que la palma de su mano porque forma parte de sus vidas, de su trabajo. Pues como iba diciendo, a eso de las 6.15 nos metíamos en un pequeño deslizador, el Sergio III , que nos remontaría el río en dirección al Caserío de Holanda. Tras, aproximadamente, una hora de surcada, llegábamos a lo que parecía un puerto. Allá nos esperaban dos vecinos para llevarnos amablemente en una “Qubota” hasta una cocha que rodea al caserío; cocha que debíamos vadear a bordo de un bote. Pero al final llegamos sanos y salvos.